A lo largo de nuestra vida, todos hemos tenido en el aula al típico compañero que sacaba malas notas.
Normalmente, esto se solía achacar a falta de trabajo; probablemente debido a que el alumno era vago, irresponsable o, incluso, alguien de poco intelecto.
Sin embargo, ¿son estos casos realmente extraordinarios?
Varios estudios mencionan que alrededor del 20% de los niños tienden a poseer un escaso rendimiento académico en sus clases; lo cual, en determinadas ocasiones, suele llevar al abandono escolar.
Pensemos por un momento en lo que esta cifra significa: 1 de cada 5 niños va a sacar malas notas y, en el peor de los casos, dejar el colegio.
Vemos, por tanto, que esto está lejos de ser un problema que afecte a solo unos pocos.
Pero, ¿qué es el Rendimiento Académico?
El rendimiento escolar o académico se suele definir como la medida que marca las capacidades o conocimientos que el alumno que ha adquirido a lo largo del proceso formativo; todo ello en base a la norma de edad y al nivel académico general.
En otras palabras, un estudiante con un buen rendimiento escolar es aquel que saca buenas notas; ya que, para bien o para mal, las calificaciones son el criterio principal de nuestro sistema de evaluación.
Existen muchos factores que pueden llevar a que un niño presente un escaso rendimiento; los cuales van mucho más allá del típico “mi hijo es un vago”.
Las condiciones ambientales, falta de motivación, trastornos, factores genéticos, o el estado emocional del alumno son algunos de ellos.
Aun así, no es necesario que exista una causa compleja para justificar un bajo rendimiento. Esto también puede deberse a causas mucho más simples.
Puede que el alumno haya tenido demasiados exámenes en poco tiempo, que en su colegio manden muchas tareas; o que, sencillamente, haya tenido una mala semana.
Desafortunadamente, esto tiende a ser un problema complicado de tratar; para el que, en muchos casos, no es nada sencillo establecer una solución.
Pero, ¿qué pueden los docentes hacer al respecto?
Rendimiento Académico y Diversión. Dos Conceptos Clave
Si tuvieras que decidir entre ir a clase o ver tu serie favorita, ¿qué elegirías?
La respuesta es sencilla: ¿por qué ibas a pasarte ocho horas escuchando a alguien hablar sobre temas aburridos cuando puedes descubrir qué le pasa a tu personaje favorito al final de la temporada?
Ir a clase no suele ser algo que nos emocione especialmente.
Solemos ver las aulas como cárceles; una tortura que debemos soportar para que, con suerte, nos vaya mejor el día de mañana.
Sin embargo, ¿debe ser esto así inevitablemente?
¡Por supuesto que no!
Hay un concepto que nos debemos grabar a fuego: aprender puede ser divertido.
Si conseguimos esto en nuestras clases, lo demás vendrá por sí solo. Un alumno que se entretiene aprendiendo es un alumno motivado que saca buenas notas.
Sin embargo, el sistema académico tradicional parece ir en contra de este ideal.
En las clases de nuestros padres, se solía ver a los alumnos como receptáculos de información, en los que se les formaba para que utilizaran la memoria como herramienta principal de aprendizaje.
Y, admitámoslo, memorizarnos veinte páginas para escupirlas en un examen y olvidarnos de todo a los tres días es de todo menos divertido.
Para combatir esto, los docentes deben preocuparse de estar al día en las últimas técnicas de enseñanza actuales; además de procurar usar, lo mejor posible, los mismos códigos que utilizan sus alumnos.
Este cambio, sin embargo, requiere mucho esfuerzo y perseverancia por parte del docente; y no todos son capaces de ajustarse a las últimas tendencias. Sin embargo, no os preocupéis.
Para ayudaros, os dejamos una lista de varios tips para hacer de vuestras clases experiencias entretenidas e inolvidables.
Estrategias para hacer tus Clases más Dinámicas y Mejorar el Rendimiento de tus Alumnos
Pregunta a tus Alumnos
Trabaja con preguntas y fomenta la participación en tus clases.
En lugar de soltar una explicación de media hora, plantea cuestiones relacionadas con el temario que ayuden a tus alumnos a deducir la explicación general.
Esto, además, es una forma perfecta de fomentar su curiosidad y hacer que quieran saber más sobre el tema en cuestión.
Utiliza Recursos Audiovisuales
Ya no solemos pasarnos la tarde leyendo como hacían nuestros abuelos.
Redes sociales, televisión, Netflix; todos ellos son plataformas que emplean el lenguaje audiovisual para transmitir sus mensajes. Y, nos guste o no, son una parte esencial de la vida de nuestros alumnos.
Usar vídeos durante nuestras clases, o hacer pequeños controles mediante recursos online interactivos, pueden prácticas muy efectivas a la hora de mantener la atención de tus alumnos.
Desde Academia de la Hoz, te recomendamos el canal de YouTube “Kurzgesagt – In a Nutshell”; el cual trata diferentes temas científicos mediante vídeos y animaciones muy chulas.
Fomenta el Trabajo en Equipo
Plantea proyectos en grupo, realiza debates en clase; haz todo lo necesario para que tus alumnos trabajen y se relacionen entre ellos.
No solo permitirá prepararles para un futuro laboral en el que el trabajo en equipo es una competencial fundamental; sino que, además, permitirá crear vínculos emocionales entre ellos.
Y, sin lugar a dudas, todo resulta más ameno en compañía de un buen amigo.
Transmite Entusiasmo
Se dice que para transmitir una emoción, debes sentirla tu primero.
Expresa ilusión mientras explicas, alárgate al hablar de un tema, repite una y otra vez lo chulo y apasionante que resulta un concepto.
Todo ello ayudará a tus estudiantes a conectar mejor con el temario, facilitando así que saquen mejores notas.
Escucha a tus Estudiantes
Recuerda que tus alumnos son personas con vidas complejas; seres humanos que poseen sus propios gustos y aficiones.
Esforzarte en conocerles mejor y entender lo que les apasiona no solo te ayudará a planificar clases más atractivas; sino que te permitirá establecer vínculos de confianza con ellos.
Un profesor, no importa dónde, debe ser como un segundo tutor para el alumno; una figura de confianza a la que acudir cuando se tiene cualquier problema.
Dos Técnicas muy Interesantes
Finalmente, os dejamos con dos técnicas muy chulas para plantear trabajos en grupo que os pueden venir genial a la hora de hacer vuestras clases más amenas:
Phillips 66
El proceso es sencillo.
Se crean grupos de 6 alumnos y se les plantea un tema sobre el que deben debatir y llegar a una conclusión.
Posteriormente, a cada grupo se le encarga exponer lo hablado con toda la clase para, al final, realizar un debate general en el que se pueda extraer una solución general.
Aun así, debemos tener en cuenta que esta técnica no es útil cuando se tratan conceptos muy complejos, especialmente aquellos en los que el alumno debe tener una gran base teórica previa.
La Bola de Nieve
Se plantea un problema o cuestión a los alumnos, y se les pide que lleguen a una solución trabajando de forma individual.
Una vez que todos hayan llegado a una conclusión, se pasa a trabajar en grupos de dos personas; y se les pide a todos los subgrupos que extraigan una reflexión común.
Cuando vuelvan a estar de acuerdo, se pasa a trabajar con grupos de 4; luego de 8, de 16, y así sucesivamente.
Finalmente, concluimos con un debate en el que alcanzamos una conclusión general.
Si quieres conocer más técnicas interesantes para hacer tus clases más dinámicas, te recomendamos leer el siguiente artículo.
Te queremos recordar que en Academia de la Hoz siempre tenemos presente que el rendimiento académico y divertirse aprendiendo son conceptos fundamentales en la vida de todo alumno.
Es por ello, por lo que os invitamos a probar nuestras clases; ya sean intensivos para la EBAU o clases particulares para ESO y Bachillerato. ¡Te garantizamos un gran rendimiento académico con nosotros!